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Foto del escritorAlexandra Gallego Lopera

Cuento. Emanuel el marinero.

Actualizado: 1 jul

“El viaje más largo siempre es el viaje hacia adentro. El viaje hacia casa para encontrarse uno mismo dura toda la vida… tal vez más”. Jurgen Moltmann.

Después de navegar por incontables rutas en los mares del mundo, Emanuel volvió al puerto donde, años atrás, se convirtió en marinero. Su corazón siempre albergó un sueño: ser capitán y tener su propio barco. Sin embargo, desde aquel regreso, los años han pasado y su sueño se ha ido diluyendo en la rutina, olvidando su importancia.


En los últimos meses, Emanuel se ha sentido cómodo, seguro en su papel de marinero. No obstante, en algunos momentos, una amarga tristeza invade su corazón. Aunque desea explorar otros mares y conocer otros cielos, parece ser otra persona quien toma las decisiones, mientras él se consume en la peor de las batallas: la lucha del alma consigo misma.

Emanuel se sentía perdido, sin entusiasmo, sin rumbo. Decidió entonces optar por un nuevo comienzo. Adquirió un barco, una brújula, mapas y otros instrumentos de navegación, pero la duda acechaba su decisión. “¿Y si no me va bien? ¿Y si enfrento solo las grandes tormentas? ¿Qué sucederá si pierdo el afecto de los marineros? ¿Y si me pierdo en las rutas? ¿Qué me falta? ¿Por qué siento tanto temor?” Pensaba constantemente.



Un día, después de dar muchas vueltas por el puerto tratando de responder a todas las preguntas que lo angustiaban, recordó un obsequio que había recibido de una mujer de tierras lejanas, a quien todos llamaban con distintos apelativos: maga, sabia, musa, hechicera, consejera. Algunos la conocían como la diosa creativa, diosa de la luna, luz de luna. Su nombre real era Selene. Los viajeros la visitaban en busca de orientación cuando se sentían perdidos.


En su encuentro con Selene, Emanuel recibió un cuaderno para elaborar una bitácora. Este cuaderno servía para anotar el estado de la atmósfera, la aparición de los vientos, el rumbo, la fuerza de las máquinas, la velocidad del barco, las distancias y todos los acontecimientos importantes en la navegación.


Este cuaderno tenía escritos siete principios de viaje:

  1. Puerto del autoconocimiento: El primer principio indicaba el lugar para zarpar. La escritura señala la coherencia de una ruta consecuente con sus fortalezas de viaje. Esto favorece el afrontamiento de los vientos y el rumbo durante la partida.

  2. Faro de la autorrealización: El segundo principio recomendaba la búsqueda y el crecimiento permanente, simbolizado por el encuentro con el faro de la autorrealización.

  3. Horizonte inagotable: El tercer principio recuerda que el mar tiene un horizonte inagotable, como la vida misma.

  4. Agradecimiento: El cuarto principio indica la importancia de la gratitud hacia el mar, el viento, el sol y todos los seres que se encuentran en la ruta.

  5. Gestión de la llegada: El quinto principio refiere la necesidad de planificar para los lugares de llegada, los tiempos de experiencia, las fechas y los planes.

  6. Mantener vigentes los sueños: El sexto principio destaca la importancia de mantener los sueños vivos y nunca navegar en contra de los propios anhelos.

  7. Bitácora como guía: El séptimo principio reafirma la importancia del cuaderno como guía, sustentando la escritura como evidencia de viaje.


Además de la bitácora, Selene le reveló tres secretos para calmar el agobio en las tormentas: “Nunca un mar calmo formó un buen marinero. Si no sabes a dónde vas, cualquier viento te servirá. Y por favor, no luches contra el viento, encárgate de controlar las velas,” le dijo.


Este encuentro otorgó a Emanuel una renovación y confianza en el viaje. Así, decidió afrontarse como capitán y emprender el viaje, visualizando un horizonte. Los siete principios y los tres secretos que aprendió esa noche renovaron su poder personal. Emanuel sintió que ya tenía todo lo necesario para emprender su viaje, y aunque el miedo eventualmente lo acompañaba, ya no tenía la fuerza para detenerlo.


Fue capaz de convertirse en el capitán de su existencia, coherente con los anhelos de su alma, y decidió que sería así hasta que el sol saliera por última vez en su horizonte.


Fanny Alexandra Gallego Lopera


Divertido, útil y bien hecho

Psicóloga de profesión,

emprendedora por convicción

profe de vocación,

mamá por amor

y escritora por pasión.




Fotografías @cpembert


Mentora de emprendedores en Corporación Mundial de la Mujer (De Mis Manos), Parque del Emprendimiento y otras entidades del ecosistema de emprendimiento de Medellín y Colombia. Docente de la Universidad de Antioquia y Universidad Cooperativa de Colombia. Consultora Empresarial. Mamá de Emanuel y Selene. Escritora aficionada de cuentos y poesía, he publicado tres libros Mil lunas y un delirio, Bitácora de sueños y Emprendizaje: el proceso de aprender a emprender.




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